Los días 14 al 17 de septiembre, la Cofradía Internacional de Investigadores viajó a Roma para llevar a cabo unas jornadas de relaciones interreligiosas, haciendo honor a su realidad fundacional que, siendo una asociación pública de fieles, nace con vocación ecuménica e interreligiosa. Es decir, sin distinción de culturas y procedencias, abierta incluso a los investigadores no católicos, sean igualmente cristianos o creyentes pertenecientes a las demás religiones monoteístas históricas. Para ello, se mantuvieron reuniones con los principales actores del tema de las religiones católica, judía y musulmana.

LA COFRADÍA CON LA COMUNIDAD JUDÍA

El mismo jueves 14, día de llegada a la capital italiana, fuimos recibidos por Ricardo Di Segni, Gran Rabino de la comunidad judía de Roma en la Gran Sinagoga de Roma. La idea primordial que nos trasladó el Rabino fue que las relaciones entre la Iglesia católica y la comunidad judía viven su mejor momento en los últimos 50 años.

Tras las Shoá, se ha alimentado la mejor relación entre católicos y judíos. Señaló, en este sentido, la importancia del documento Nostra Aetate, nacido en el seno del Concilio Vaticano II. También señaló como un importante hito en estas relaciones, la visita que, el 13 de abril de 1986, el Papa Juan Pablo II realizó a la Sinagoga. Era la primera vez que un Papa de la Iglesia Católica visitaba un templo judío. El Gran Rabino explicó que la tradición judía italiana se remonta a veintidós siglos atrás.

La actual Gran Sinagoga de Roma se construyó en 1904 para acoger a la comunidad judía de la ciudad (judíos italianos, no de origen sefardí ni askenazí). Durante la ocupación nazi, las puertas de la Sinagoga fueron selladas y más de tres mil judíos romanos fueron exterminados. Actualmente la comunidad judía romana cuenta con unos 13.000 miembros. En Roma además existen hoy quince sinagogas. En ellas todos los oficios religiosos se celebran en hebreo. Por ello, aneja a la Gran Sinagoga, existe una escuela donde se enseña hebreo a los niños hasta la adolescencia.

Al hablar de los puntos que unen a judaísmo y catolicismo, Ricardo Di Segni señaló que, en un mundo donde impera el laicismo, las religiones deben dar ejemplo tanto desde el punto de vista religioso, como desde el punto de vista humano. Son los valores los que han de enseñarse y los que pueden revertir esa situación de abandono de las religiones. Y los que pueden coadyuvar al diálogo profundo entre ellas.

DICASTERIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

El viernes 15 comenzamos la jornada en la cripta de San Pedro del Vaticano, con una misa privada en la Capilla de la Virgen de Czestochowa, oficiada por el Padre Juan Manuel Uceta, Director del Secretariado Diocesano de Relaciones Interconfesionales, para los cuarenta y cuatro peregrinos, seguida de una visita a la impresionante basílica.

Posteriormente, paseando por la monumental Plaza de San Pedro, llegamos al Dicasterio para el Diálogo Interreligioso de la Santa Sede, presidido por el Cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot.

Aquí fuimos recibidos por el secretario de la institución, Monseñor Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage, quien disculpó la presencia del Cardenal por encontrarse afecto de una impeditiva lumbalgia (de regreso a España, conocimos que monseñor Ayuso debería ser intervenido quirúrgicamente). Continuó exponiendo  cómo nace esta institución y cuál es su misión.

El objetivo de este Dicasterio de la Curia Romana es promover y regular las relaciones con miembros y grupos de religiones que no están incluidas bajo el nombre de cristianas y con aquellos que, de alguna manera, muestran un sentido religioso. Se mantienen frecuentes contactos con el mundo del Islam, del Budismo y del Hinduismo. Monseñor Indunil habló del valor del diálogo. “Tenemos un Dios dialogante con toda la humanidad”, afirmó. “El diálogo significa diálogo con el corazón, con otras personas a las que Dios ha tocado su corazón”. Para ello, dijo, es fundamental, primero, el silencio para poder escuchar el corazón del otro. Pero también, afirmó, la importancia que para el diálogo tiene una premisa, la de no esconder, no renunciar a nuestra propia creencia. La apertura debe ser nuestra seña de identidad. Frente al discurso triunfalista, de superioridad y excluyente de tiempos pasados, hay que propiciar (como sostiene el Papa Francisco) la Cultura del Encuentro frente a la del tribalismo. Hemos de promover la fraternidad humana, viendo al otro como humano, liberándonos de prejuicios. Ilustró esta cultura del encuentro y del diálogo con la parábola evangélica de la samaritana. A ella comienza Jesús pidiéndole un poco de agua; después habla con ella y a través del diálogo viene la conversión.

Monseñor Indunil señaló la importancia que se está dando en el diálogo interreligioso a la mujer. Y manifestó que el de libertad religiosa, es un derecho inherente a todos los seres humanos. Se refirió, en este sentido, a la Declaración “Dignitatis Humanae” dada por Pablo VI en 1965.

PONTIFICIO INSTITUTO DE ESTUDIOS ÁRABES E ISLÁMICOS

El sábado 16 se cerraron las jornadas con una conferencia y visita guiada en el Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) a cargo de su Presidente, P. Diego Sarrió Cucarella. El PISAI depende de la Santa Sede desde 2008 pero su germen se encuentra en 1926, en Túnez, promovido por Henri Marchal, de los Padres Blancos. Esta sociedad misionera había sido fundada en 1868, en Argel, por Charles Lavigerie. Tras pasar por diversos períodos y denominaciones (Instituto de Bellas Letras Árabes; Instituto Pontificio de Estudios Orientales), en 1964, bajo el papado de Pablo VI se traslada a Roma y en 1979 toma su actual denominación.

El Padre Sarrió nos habló de su experiencia en países eminentemente musulmanes. No en vano ha ejercido su ministerio sacerdotal en Jartúm (Sudán), en Argelia, en El Cairo y en Túnez. Desde 2014 es profesor en el PISAI. Puso de manifiesto cómo ya en los orígenes del Instituto, allá por los años treinta del siglo XX, se notaron tensiones en el seno de la institución, porque existía la dialéctica de unos contra otros (cristianos frente a musulmanes y musulmanes frente a cristianos). El paso de esa dialéctica lo marcan tres documentos de vital importancia: la constitución Lumen Gentium, la declaración Nostra Aetate y el Decreto Ad Gentes, frutos todos ellos de los trabajos del Concilio Vaticano II.

El Padre Sarrió aportó la visión de la realidad de las relaciones católico-musulmanas con tantos aspectos diferentes a lo largo del mundo. Porque no hay que identificar a todos los musulmanes con los fundamentalistas del Islam. Quizá el mayor obstáculo para el diálogo con los musulmanes puede estar en que el Islam, no tiene una estructura organizativa. No existe una única cabeza visible, ni una comunidad organizada en cuanto tal. Pero sí es cierto que desde instituciones diversas del mundo musulmán, se han emitido en los últimos tiempos declaraciones y documentos de acercamiento a la iglesia católica.

OTRAS ACTIVIDADES EN ROMA

La tarde del viernes 15, disfrutamos de la visita guiada al complejo de San Apolinar. Desde la terraza del complejo, donde se tiene una hermosa vista de la ciudad, su Rector, el Padre Manuel Miedes, nos explicó que la primera Iglesia de San Apolinar (discípulo de San Pedro) data del siglo VII. El Padre Miedes estuvo acompañado por D. Cristiano Rotellini, estudioso de la Roma inusual, quien nos hizo una exhaustiva explicación de la arquitectura y las obras de arte que encontramos en la basílica. Una curiosa característica de esta sea que el lugar que debía ocupar el atrio, es una pequeña capilla orientada transversalmente respecto de las naves de la basílica principal; una iglesia dentro de otra iglesia en la que se encuentra un curioso y único monograma dedicado a la Virgen María.

El sábado 16, nuestro hermano cofrade, D. Juan Carlos García Alía, quien trabaja en Roma desde hace años, con las amenas y documentadas explicaciones de Dª. Esther Barrondo, arqueóloga divulgadora del CSIC, quien también trabaja en Roma, nos brindaron de forma desinteresada la posibilidad de realizar una visita panorámica “desde las alturas”. Un recorrido que comenzó a primera hora de la tarde en el Gianicolo, una de las siete colinas de Roma. Desde allí, cada día suena una salva anunciando la hora del mediodía. En el Gianicolo se halla un conocido monumento al que llaman Il Fontanone, mandada erigir bajo el papado de Pablo V, de ahí que los romanos también la denominen la “Fonta dell’Acqua Paola”; se trata de una  magnífica fuente ornamental de mármol. A continuación caminamos hasta San Pietro in Montorio. Aquí pudimos visitar la Academia de España junto a la iglesia de San Pietro, en cuyo patio interior se encuentra el templete circular obra de Bramante, y que ocupa el lugar donde según la leyenda fue crucificado San Pedro. En este paraje está también la residencia del embajador de España ante Roma. Después nos trasladamos al Aventino y acercarnos paseando a la Iglesia de Santa Sabina, donde tradicionalmente los Papas comienzan la Cuaresma cada miércoles de ceniza. Nuestro cariñoso agradecimiento a nuestros cicerones por habernos ofrecido este precioso paseo por las alturas de la Ciudad Eterna.

El domingo 17 la Cofradía visitó la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat. Fue nuestro guía, su rector, Monseñor José Jaime Brosel. Nos explicó cómo la actual Iglesia Española surge de la unión de una que existió en Plaza Navona (la de Santiago y San Ildefonso de los Españoles) y otra que hubo en el lugar que ahora ocupa la actual (La Iglesia de Montserrat). Ambas se fusionaron en 1807, pasando a denominarse Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat. En sus archivos se conservan documentos desde 1450 hasta la actualidad. Tiene un magnífico archivo musical, la mayoría del cual permanece inédito; no en vano, fue Tomás Luis de Victoria uno de los visitantes ilustres de este centro. En la Iglesia de Santiago y Montserrat se encuentran enterrados los Papas Borgia (o Borja), Calixto III y Alejandro VI. Y hasta 1980, en que su cuerpo se trasladó el Panteón del Reyes de El Escorial, también estuvo enterrado el rey Alfonso XIII. En esta iglesia escuchamos la misa dominical concelebrada por veinte sacerdotes, acompañados con los cantos litúrgicos de los alumnos y profesores de la escuela de música de la propia iglesia.

Durante nuestra estancia en Roma estuvimos alojados en la Casa Bonus Pastor, antiguo palacio rodeado de jardines, situado junto a la muralla de la Ciudad del Vaticano y a un paseo de la Basílica de San Pedro.

En suma, unos días en que la Cofradía profundizó en su vocación fundacional y de hermandad con todos los pueblos del mundo. Sirvió, también, para fomentar el espíritu de hermandad y convivencia entre los cofrades, sus familiares y amigos acompañantes, a la vez que disfrutamos de la belleza que ofrece siempre a los ojos de los visitantes la Ciudad Eterna.